Examples of using "Israelitas" in a sentence and their spanish translations:
Dios se fijó en los israelitas y reconoció...
Así lo hicieron los israelitas; unos recogieron más y otros menos.
Amalec vino y atacó a Israel en Refidín.
La estancia de los israelitas en Egipto duró cuatrocientos treinta años.
Tan sólo en la región de Gosen, donde habitaban los israelitas, no hubo granizo.
Ellos lo hicieron así. Cuando anunciaron al rey de Egipto que el pueblo había huído, el faraón y sus servidores cambiaron de parecer sobre el pueblo y dijeron: "¿Qué es lo que hemos hecho? Hemos dejado marchar a Israel de nuestra servidumbre."
"Pero entre los israelitas no ladrará ni un perro, ni a los hombres ni a las bestias, para que sepáis que Yahvé distingue entre Egipto e Israel."
El faraón pensará que los israelitas andan errantes por el país y que el desierto les cierra el paso.
Toda la comunidad de los israelitas murmuró contra Moisés y Aarón en el desierto.
Pero Yahvé hizo que el faraón se obstinara y no dejó salir a los israelitas.
Así pues, el clamor de los israelitas ha llegado hasta mí y he visto la opresión con que los egipcios los afligen.
"Ahora, pues, ve: yo te envío al faraón para que saques a mi pueblo, los israelitas, de Egipto."
Y añadió el faraón: "Ahora que son más numerosos que los nativos del país, ¿queréis que interrumpan sus trabajos?"
Los israelitas fueron e hicieron como Yahvé había mandado a Moisés y a Aarón; así lo hicieron.
Cuando salió al día siguiente, estaban riñendo dos hebreos. Y dijo al culpable: "¿Por qué pegas a tu compañero?"
Entonces los inspectores israelitas fueron a quejarse al faraón y le dijeron: "¿Por qué tratas así a tus siervos?"
Los israelitas actuaron conforme a la palabra de Moisés y pidieron a los egipcios objetos de plata, objetos de oro y vestidos.
Al tercer mes de la salida del país de Egipto, ese mismo día, los israelitas llegaron al desierto de Sinaí.
No se veían unos a otros, y nadie se levantó de su sitio por espacio de tres dias, mientras que todos los israelitas tenían luz en sus lugares de residencia.
Los israelitas partieron de Ramsés hacia Sucot, unos seiscientos mil hombres de a pie, sin contar los niños.
Yahvé dijo a Moisés: ¿Por qué clamas al mí? Di a los israelitas que se pongan en marcha.
"Seréis para mí un reino de sacerdotes y una nación santa." Éstas son las palabras que has de decir a los israelitas.
Los egipcios presionaban al pueblo para que saliese rápidamente del país, pues decían: Vamos a morir todos.
Moisés dijo a Aarón: Di a toda la comunidad de los israelitas: Acercaos a Yahvé, pues ha oído vuestras murmuraciones.
Mientras hablaba Aarón a toda la comunidad de los israelitas, ellos se volvieron hacia el desierto, y de pronto la gloria de Yahvé se apareció en la nube.
Mientras Moisés tenía las manos alzadas, vencía Israel; pero cuando las bajaba, vencía Amalec.
"Así pues, si no te creen ni te hacen caso al primer prodigio, creerán al segundo."
Cuando el faraón dejó salir al pueblo, Dios no los llevó por el camino del país de los filisteos, aunque era más corto; pues dijo: "No sea que, al verse atacado, el pueblo se arrepienta y se vuelva a Egipto." Dios hizo rodear al pueblo por el camino del desierto del mar de Suf. Los israelitas salieron bien equipados del país de Egipto.
Los inspectores israelitas se vieron en un gran aprieto, cuando les dijeron: "No disminuiréis vuestra producción diaria de ladrillos."
Los israelitas entraron en medio del mar, en seco, y las aguas formaban muralla a derecha e izquierda.
Israel llamó a aquel alimento maná. Era blanco, como semilla de cilantro, y con sabor a torta de miel.
Yahvé dijo a Moisés: Así dirás a los israelitas: Vosotros mismos habéis visto que os he hablado desde el cielo.
Al día siguiente cumplió Yahvé su palabra y murió todo el ganado de Egipto; mas del ganado de los israelitas no murió ni una res.
Mas los israelitas pasaron en seco, por medio del mar, mientras las aguas formaban muralla a derecha e izquierda.
Los israelitas comieron el maná durante cuarenta años, hasta que llegaron a tierra habitada. Lo comieron hasta que llegaron a los confines del país de Canaán.
"Pero Yahvé distinguirá entre el ganado de Israel y el ganado de Egipto; no perecerá nada de cuanto pertenece a Israel."
Entonces Moisés y los israelitas cantaron este cántico a Yahvé: Canto a Yahvé, esplendorosa es su gloria, caballo y jinete arrojó en el mar.
Moisés respondió: "Mira que no me creerán ni me harán caso, pues dirán: 'No se te ha aparecido Yahvé.'"
Moisés y Aarón dijeron a todos los israelitas: Esta tarde sabréis que es Yahvé quien os ha sacado del país de Egipto; y mañana veréis la gloria de Yahvé.
Entonces, les impusieron capataces para oprimirlos con duros trabajos; y así edificaron para el faraón las ciudades de depósito: Pitom y Ramsés.
Durante este largo período murió el rey de Egipto. Como los israelitas gemían y se quejaban de su servidumbre, el clamor de su servidumbre subió a Dios.
Yahvé hizo que el pueblo se ganara el favor de los egipcios, que accedieron a su petición. Así despojaron a los egipcios.
Moisés tomó consigo los huesos de José, pues éste había hecho jurar solemnemente a los israelitas: Un día Dios os visitará; entonces os llevaréis de aquí mis huesos con vosotros.
Yahvé hizo que se obstinara el faraón, rey de Egipto, y persiguiera a los israelitas, pero los israelitas salieron con gesto victorioso.
Yahvé dijo a Moisés: Conságrame todo primogénito, todo primer parto entre los israelitas, tanto de hombres como de animales; es mío.
Las aguas retornaron y cubrieron los carros, los jinetes y todo el ejército del faraón, que había entrado en el mar para perseguirlos; no escapó ni uno siquiera.
El ángel de Dios, que iba delante del ejército de Israel, se desplazó y pasó a su retaguarda. La columna de nube, que iba delante de ellos, se desplazó y se colocó detrás, metiéndose entre el campamento de los egipcios y el campamento de los israelitas. La nube era tenebrosa y transcurrió la noche sin que pudieran acercarse unos a otros en toda la noche.
El faraón mandó averiguar y, efectivamente, del ganado de Israel no había muerto ni una res. Sin embargo, el faraón se obstinó y no dejó salir al pueblo.
Yahvé dijo a Moisés: "Di a los israelitas que se vuelvan y acampen frente a Pi Hajirot, entre Migdol y el mar, enfrente de Baal Safón. Frente a ese lugar acamparéis, junto al mar."
Y tú, alza tu cayado, extiende tu mano sobre el mar y divídelo, para que los israelitas pasen por medio del mar, en seco.
Yahvé hizo que el pueblo se ganase el favor de los egipcios. Moisés gozaba de gran consideración en el país de Egipto a los ojos de los servidores del faraón y a los ojos del pueblo.
Todos los israelitas obraron así. Hicieron exactamente lo que Yahvé mandó a Moisés y a Aarón. Aquel mismo día, Yahvé sacó del país de Egipto a los israelitas, por escuadrones.
Toda la comunidad de los israelitas partió de Elín y llegó al desierto de Sin, entre Elín y el Sinaí, el día quince del segundo mes después de su salida del país de Egipto.
Y llamó a aquel lugar Masá y Meribá, a causa de la disputa de los israelitas, y por haber tentado a Yahvé, diciendo: ¿Está Yahvé entre nosotros o no?
Moisés y Aarón realizaron todos estos prodigios ante el faraón; pero Yahvé hizo que el faraón se obstinara y no dejara salir de su país a los israelitas.
Aquella noche, Yahvé veló para sacarlos del país de Egipto. Y esa noche los israelitas velarán en honor de Yahvé, de generación en generación.
Contestó Moisés a Dios: "Si voy a los israelitas y les digo: 'El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros'; y ellos me preguntan: '¿Cuál es su nombre?', ¿qué les responderé?"
Los egipcios los persiguieron con los caballos, los carros del faraón, sus jinetes y su ejército; y los alcanzaron cuando acampaban junto al mar, cerca de Pi Hajirot, frente a Baal Safón.
El faraón llamó a Moisés y a Aarón de noche y les dijo: Levantaos, salid de en medio de mi pueblo, tanto vosotros como los israelitas, e id a dar culto a Yahvé, como habéis dicho.
Enredó las ruedas de sus carros, que a duras penas podían avanzar. Entonces los egipcios dijeron: Huyamos ante Israel, porque Yahvé pelea por ellos contra Egipto.
Yahvé respondió a Moisés: "Ahora verás lo que voy a hacer con el faraón; cuando sienta una mano férrea los dejará partir, los expulsará de su país."
Al verla los israelitas, se decían unos a otros: "¿Qué es esto?" Pues no sabían lo que era. Moisés les dijo: "Éste es el pan que Yahvé os da de comer."
E Israel vio a los egipcios muertos a orillas del mar. Vio, pues, Israel la mano potente que Yahvé había desplegado contra los egipcios, temió el pueblo a Yahvé, y creyó en Yahvé y en Moisés, su siervo.
Cuando los caballos del faraón, con sus carros y sus jinetes, entraron en el mar, Yahvé hizo que las aguas del mar volvieran sobre ellos; en cambio, los israelitas pasaron en seco por medio del mar.
Y cuando vuestros hijos os pregunten: "¿Qué significa este rito para vosotros?", responderéis: "Es el sacrificio de la Pascua de Yahvé, que pasó de largo por las casas de los israelitas en Egipto hiriendo a los egipcios y preservando nuestras casas." Entonces el pueblo se inclinó y se postró.
Yahvé dijo a Moisés: He oído las murmuraciones de los israelitas. Diles: Al atardecer comeréis carne y por la mañana os saciaréis de pan; y así sabréis que yo soy Yahvé, vuestro Dios.
Luego, murió José, y todos sus hermanos, y toda aquella generación; pero los israelitas eran fecundos y se propagaban; se multiplicaban y hacían muy fuertes, y llenaban el país.
Además, el rey de Egipto dijo a las parteras de las hebreas, una de las cuales se llamaba Sifrá, y la otra Puá: "Cuando asistáis a las hebreas, fijaos bien: si es niño, matadlo; si es niña, que viva."
Cocieron la masa que habían sacado de Egipto en panes ázimos, pues aún no había fermentado. Cuando fueron expulsados de Egipto no pudieron detenerse ni hacerse con provisiones para el camino.
Y entraron en la tienda. Moisés contó a su suegro todo lo que Yahvé había hecho al faraón y a los egipcios, en favor de Israel, y todas las dificultades encontradas en el camino, y cómo Yahvé les había librado de ellos.
Cuando el faraón vio que había cesado la lluvia, el granizo y los truenos, él y sus siervos se obstinaron de nuevo. Se obstinó, pues, el faraón y no dejó salir a los israelitas como Yahvé había dicho por boca de Moisés.
Al acercarse el faraón, los israelitas alzaron sus ojos, y viendo que los egipcios marchaban tras ellos, temieron mucho los israelitas y clamaron a Yahvé. Y dijeron a Moisés: ¿Acaso no había sepulturas en Egipto para que nos hayas traído a morir en el desierto? ¿Qué has hecho con nosotros sacándonos de Egipto?
Moisés subió al monte de Dios y Yahvé lo llamó desde el monte, y le dijo: Habla así a la casa de Jacob y anuncia esto a los hijos de Israel: "Vosotros habéis visto lo que he hecho con los egipcios, y como os he llevado sobre alas de águila y os he traído a mí."
Yahvé dijo a Moisés: "Extiende tu mano y agárrala por la cola." Extendió la mano, la agarró, y volvió a ser cayado en su mano... "Para que crean que se te ha aparecido Yahvé, el Dios de sus padres, el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob."