Examples of using "Faraó" in a sentence and their spanish translations:
Ramsés II fue un faraón egipcio.
El faraón se mordió los labios pero asintió.
Fue construido por el rey de la época, por lo que Faraón
Moisés y Aarón salieron de casa del faraón y Moisés invocó a Yahvé para que apartara las ranas que afligían al faraón.
Los magos dijeron al faraón: "¡Es el dedo de Dios!" Pero el faraón continuó obstinado y no les hizo caso, como había dicho Yahvé.
El faraón mandó averiguar y, efectivamente, del ganado de Israel no había muerto ni una res. Sin embargo, el faraón se obstinó y no dejó salir al pueblo.
Presentáronse, pues, Moisés y Aarón al faraón, e hicieron lo que Yahvé había ordenado: Aarón tiró su cayado delante del faraón y de sus servidores, y se convirtió en serpiente.
Sin embargo, el corazón del faraón se endureció, y no les hizo caso, como había predicho Yahvé.
Pero también esta vez se obcecó el faraón y no dejó salir al pueblo.
Yahvé hizo que el faraón se obstinara y no quisiera dejarlos salir.
El faraón pensará que los israelitas andan errantes por el país y que el desierto les cierra el paso.
Moisés tenía ochenta años, y Aarón ochenta y tres cuando hablaron al faraón.
Pero Yahvé hizo que el faraón se obstinara y no dejó salir a los israelitas.
Yo haré que el faraón se obstine y os persiga; entonces manifestaré mi gloria sobre el faraón y sobre todo su ejército, y sabrán los egipcios que yo soy Yahvé.
Salió, pues, Moisés de la presencia del faraón, y rogó a Yahvé. Yahvé hizo lo que Moisés pedía, y alejó los tábanos del faraón, de sus siervos y de su pueblo: no quedó ni uno.
"Vete", le contestó la hija del Faraón. Fue, pues, la joven y llamó a la madre del niño.
"Ahora, pues, ve: yo te envío al faraón para que saques a mi pueblo, los israelitas, de Egipto."
Y añadió el faraón: "Ahora que son más numerosos que los nativos del país, ¿queréis que interrumpan sus trabajos?"
Yahvé dijo a Moisés: "El corazón del faraón se ha obstinado; se niega a dejar salir al pueblo."
Y el faraón ordenó a unos cuantos hombres que le despidieran con su mujer y todo lo suyo.
Cuando el faraón se enteró de lo sucedido, buscó a Moisés para matarlo. Moisés huyó de la presencia del faraón, y se detuvo en el país de Madián, donde se sentó junto a un pozo.
Entonces los inspectores israelitas fueron a quejarse al faraón y le dijeron: "¿Por qué tratas así a tus siervos?"
Pero Yahvé hirió al faraón y a su casa con grandes plagas por lo de Saray, la mujer de Abrán.
Entonces llamó el faraón a Moisés y a Aarón y les dijo: "Id y ofreced sacrificios a vuestro Dios en este país."
Moisés respondió: "En cuanto yo salga de aquí, rogaré a Yahvé, y mañana los tábanos se alejarán del faraón, de sus siervos y de su pueblo; pero que el faraón deje de una vez de engañarnos, impidiendo al pueblo salir a ofrecer sacrificios a Yahvé."
Entonces, la hija del faraó bajó a bañarse en el Río, mientras sus doncellas se paseaban por la orilla del Río.
Moisés dijo a Dios: "¿Quién soy yo para ir al faraón y sacar de Egipto a los israelitas?"
Contestó el faraón: "Yo os dejaré partir, para que ofrezcáis en el desierto sacrificios a Yahvé, vuestro Dios, con tal que no vayáis demasiado lejos. Rogad por mí."
Pero Yahvé hizo que el faraón se obstinase y no les hiciera caso, tal como Yahvé había dicho a Moisés.
Yahvé dijo a Moisés: "El faraón no os hará caso, para que se multipliquen mis prodigios en el país de Egipto."
Los egipcios los persiguieron y entraron tras ellos, en medio del mar, con todos los caballos del faraón, sus carros y sus jinetes.
Los carros del faraón y sus soldados precipitó en el mar. La flor de sus guerreros tragó el mar de Suf.
Cuando el faraón vio que había cesado la lluvia, el granizo y los truenos, él y sus siervos se obstinaron de nuevo. Se obstinó, pues, el faraón y no dejó salir a los israelitas como Yahvé había dicho por boca de Moisés.
Entonces el faraón llamó a Abrán y le dijo: "¿Qué has hecho commigo? ¿Por qué dijiste: 'Es mi hermana', de manera que yo la tomé por mujer?"
El faraón llamó a Moisés y le dijo: "Id y dad culto a Yahvé; que se queden solamente vuestras ovejas y vuestras vacas. También vuestros niños podrán ir con vosotros."
Y fueron corriendo al encuentro de Moisés y Aaron, que les estaban esperando a la salida del palacio del faraón, y les dijeron: "Que Yahvé os examine y os juzgue. Nos habéis hecho odiosos al faraón y a sus siervos y habéis puesto la espada en sus manos para matarnos."
La vieron los oficiales del faraón, que se la ponderaron, y la mujer fue llevada al palacio del faraón.
Y los egipcios sabrán que yo soy Yahvé, cuando muestre mi gloria sobre el faraón, sus carros y sus jinetes.
Moisés salió de la presencia del faraón y de la ciudad, extendió las manos hacia Yahvé y cesaron los truenos y granizos, y no cayó más lluvia sobre la tierra.
Entonces, les impusieron capataces para oprimirlos con duros trabajos; y así edificaron para el faraón las ciudades de depósito: Pitom y Ramsés.
Y la hija del Faraón le dijo: "Toma este niño y críamelo, que yo te pagaré." Tomó la mujer al niño y lo crió.
Cuando creció el muchacho, se lo llevó a la hija del faraón, que lo adoptó y le llamó Moisés, diciendo: "Del agua lo he sacado".
Respondió el faraón: "¿Quién es Yahvé para que yo deba hacerle caso, dejando salir a Israel? No conozco a Yahvé y no dejaré salir a Israel."
El faraón respondió: "Holgazanes, sois unos holgazanes; por eso decís: 'Vamos a ofrecer sacrificios a Yahvé.'"
Yahvé dijo a Moisés y a Aarón: "Tomad dos puñados llenos de hollín de horno. Moisés lo echará al aire, en presencia del faraón."
Hicieron volver a Moisés y a Aarón ante el faraón y éste les dijo: "Id a dar culto a Yahvé, vuestro Dios. Pero ¿quiénes van a ir?"
Y el faraón dijo a Moisés: "Lárgate y no vuelvas a presentarte ante mí, pues si te vuelvo a ver por aquí, morirás."
Yahvé hizo que se obstinara el faraón, rey de Egipto, y persiguiera a los israelitas, pero los israelitas salieron con gesto victorioso.
El faraón hizo llamar a Moisés y a Aarón y les dijo: "Esta vez he pecado; Yahvé es justo, y mi pueblo y yo somos culpables."
Moisés dijo: "Así dice Yahvé: A media noche yo pasaré por en medio de Egipto. Morirán en el país de Egipto todos los primogénitos: desde el primogénito del faraón, que se sienta en su trono, hasta el primogénito de la esclava, que se ocupa del molino, y todos los primogénitos del ganado."
Entonces el faraón ordenó a todo su pueblo: "A todo niño recién nacido arrojadlo al Río; pero a las niñas, dejadlas con vida."
Entonces, la hermana del niño dijo a la hija del faraó: "¿Quieres que vaya y llame una nodriza hebrea para que te críe al niño?"
Tomaron, pues, hollín de horno y presentándose ante el faraón, Moisés lo echó al aire, produciendo en hombres y animales úlceras con secreción de pus.
Yahvé hizo que el pueblo se ganase el favor de los egipcios. Moisés gozaba de gran consideración en el país de Egipto a los ojos de los servidores del faraón y a los ojos del pueblo.
El faraón hizo enganchar su carro y tomó consigo sus tropas. Tomó seiscientos carros escogidos y todos los carros de Egipto, montados por sus combatientes.
Después Moisés y Aaron se presentaron al faraón y le dijeron: "Así dice Yahvé, el Dios de Israel: Deja salir a mi pueblo para que celebre fiesta en mi honor en el desierto."
Pero los magos de Egipto hicieron lo mismo con sus encantamientos, y el corazón del faraón se obstinó y no les hizo caso, tal como había dicho Yahvé.
Moisés y Aarón realizaron todos estos prodigios ante el faraón; pero Yahvé hizo que el faraón se obstinara y no dejara salir de su país a los israelitas.
Pero como viera el faraón que le daban un respiro, se obstinó y no les hizo caso, tal como había predicho Yahvé.
Yahvé dijo a Moisés: "Todavía enviaré una plaga al faraón y a Egipto, tras lo cual os dejará partir, más aún, no sólo os dejará partir, sino que incluso os expulsará definitivamente de aquí."
Moisés y Aarón se presentaron ante el faraón y le dijeron: "Así dice Yahvé, el Dios de los hebreos: ¿Hasta cuándo te resistirás a humillarte ante mí? Deja salir a mi pueblo para que me dé culto."
Yo haré que los egipcios se obstinen y entren detrás de vosotros y mostraré mi gloria sobre el faraón y todo su ejército, sus carros y sus jinetes.
El faraón llamó a Moisés y a Aarón de noche y les dijo: Levantaos, salid de en medio de mi pueblo, tanto vosotros como los israelitas, e id a dar culto a Yahvé, como habéis dicho.
Yahvé respondió a Moisés: "Ahora verás lo que voy a hacer con el faraón; cuando sienta una mano férrea los dejará partir, los expulsará de su país."
Moisés y Aarón hicieron lo que Yahvé les había mandado: alzó el cayado y golpeó las aguas que hay en el Río en presencia del faraón y de sus servidores, y todas las aguas del Río se convirtieron en sangre.
El faraón llamó a Moisés y a Aarón y les dijo: "Pedid a Yahvé que aparte las ranas de mí y de mi pueblo, y yo dejaré salir al pueblo para que ofrezca sacrificios a Yahvé."
Así lo hizo Yahvé. Un enjambre enorme de tábanos vino sobre la casa del faraón y las casas de sus siervos y sobre el país de Egipto; los tábanos devastaron todo el país.
"Entonces vendrán a mí todos estos siervos tuyos y, postrados ante mí, me suplicarán: Sal con todo el pueblo que te sigue. Entonces, saldré." Y, ardiendo en cólera, salió de la presencia del faraón.
Aquel día el faraón ordenó a los capataces y a los inspectores: "No proveáis, como hasta ahora, de paja al pueblo para hacer ladrillos; que vayan ellos mismos a recogerla."
Moisés respondió al faraón: "Dígnate indicarme cuándo he de rogar por ti, por tus siervos y por tu pueblo, para que aparte de ti y de tus casas las ranas, y se queden sólo en el Río."
Yahvé dijo a Moisés: "Preséntate al faraó y dile: Así dice Yahvé, el Dios de los hebreos: 'Deja salir a mi pueblo para que me dé culto.'"
Aquella noche se levantó el faraón, sus servidores y todos los egipcios, y hubo grandes alaridos en Egipto, porque no había casa donde no hubiese un muerto.
Yahvé dijo a Moisés y a Aarón: "Cuando el faraón os pida algún prodigio, dirás a Aarón: "Toma tu cayado y tíralo delante del faraón, y se convertirá en serpiente."
"Mañana", contestó él. Moisés replicó: "Será conforme a tu palabra, para que sepas que no hay como Yahvé, nuestro Dios. Las ranas se apartarán de ti, de tus casas, de tus siervos y de tu pueblo, y quedarán sólo en el Río."
Yahvé dijo a Moisés: "Levántate de madrugada mañana, preséntate al faraón y dile: Así dice Yahvé, el Dios de los hebreos: 'Deja salir a mi pueblo para que me dé culto.'"
Los siervos del faraón le dijeron: "¿Hasta cuándo nos tenderá ése un lazo a nosotros? Deja salir a esa gente y que dé culto a Yahvé, su Dios. ¿Aún no te das cuenta de que Egipto se está arruinando?".
Los siervos del faraón que temieron la palabra de Yahvé recogieron en casa a sus esclavos y ganados, mas los que no hicieron caso de la palabra de Yahvé, dejaron en el campo a sus esclavos y ganados.
Moisés salió de la presencia del faraón y rogó a Yahvé. Yahvé cambió la dirección del viento, que sopló con toda fuerza del este y se llevó la langosta y la arrojó al mar de Suf. No quedó ni una langosta en todo el territorio de Egipto.
Salieron los capataces y los inspectores y dijeron al pueblo: "Así dice el faraón: No os daré ya más paja; id vosotros mismos a recogerla donde podáis; pero no disminuirá en nada vuestra tarea."
"Así dice Yahvé: En esto conocerás que yo soy Yahvé: Con el cayado que tengo en la mano, golpearé las aguas del Río y se convertirán en sangre."
Yahvé dijo a Moisés: "Levántate pronto mañana, preséntate al faraón cuando vaya hacia el río y dile: Así dice Yahvé: 'Deja salir a mi pueblo, para que me dé culto.'"
El faraón se apresuró a llamar a Moisés y a Aarón, y dijo: "He pecado contra Yahvé, vuestro Dios, y contra vosotros. Perdonad mi pecado por esta vez y rogad a Yahvé, vuestro Dios, que aparte de mí esta plaga mortífera."
Y entraron en la tienda. Moisés contó a su suegro todo lo que Yahvé había hecho al faraón y a los egipcios, en favor de Israel, y todas las dificultades encontradas en el camino, y cómo Yahvé les había librado de ellos.
Entonces Moisés se volvió a Yahvé y le dijo: "Señor, ¿por qué maltratas a este pueblo?, ¿por qué me has enviado? Desde que fui al faraón para hablarle en tu nombre está maltratando a este pueblo, y tú no haces nada por librarlo."
A media noche, Yahvé hirió a todos los primogénitos del país de Egipto, desde el primogénito del faraón, que se sienta en el trono, hasta el primogénito del preso, que está en la cárcel, y todos los primogénitos de los animales.
Yahvé dijo a Moisés: "Cuando vuelvas a Egipto, harás delante del faraón todos los prodigios que yo he puesto en tu mano. Yo endureceré su corazón, y no dejará salir al pueblo."
A su vez, el faraón llamó a sus sabios y hechiceros, y los magos de Egipto hicieron lo mismo con sus encantamientos. Cada cual tiró su bastón y se convirtieron en serpientes; pero el cayado de Aarón devoró los otros cayados.
Al acercarse el faraón, los israelitas alzaron sus ojos, y viendo que los egipcios marchaban tras ellos, temieron mucho los israelitas y clamaron a Yahvé. Y dijeron a Moisés: ¿Acaso no había sepulturas en Egipto para que nos hayas traído a morir en el desierto? ¿Qué has hecho con nosotros sacándonos de Egipto?
"Llenarán tus casas, las casas de tus siervos y todas las casas de Egipto. Ni tus padres ni tus abuelos vieron nunca una cosa así desde que habitan en la tierra hoy." Moisés se retiró y salió de la presencia del faraón.
Pasaron siete días desde que Yahvé golpeó el Río. Yahvé dijo a Moisés: "Preséntate al faraón y dile: Así dice Yahvé: 'Deja salir a mi pueblo para que me dé culto.' Si te niegas a dejarlo salir, infestaré de ranas todo tu país."
Yahvé dijo a Moisés: "Preséntate al faraón, porque yo le he hecho obcecarse a él y a sus siervos, para realizar mis signos en medio de ellos; y para que puedas contar a tu hijo y a tu nieto cómo manejé a Egipto y los signos que realicé en medio de ellos. Así sabréis que yo soy Yahvé."
Jetró, suegro de Moisés, tomó a Séfora, mujer de Moisés, a la que Moisés había despedido, y a sus hijos: uno se llamaba Guersón (pues Moisés dijo: "Forastero soy en tierra extraña") y el otro se llamaba Eliezer (pues dijo Moisés: "El Dios de mi padre es mi protector y me ha librado de la espada del faraón").
"Preséntate al faraón por la mañana, cuando vaya hacia el Río. Espéralo a la orilla del Río, llevando en tu mano el cayado que se convirtió en serpiente. Y le dirás: Yahvé, el Dios de los hebreos, me ha enviado a ti para decirte: 'Deja partir a mi pueblo, para que me den culto en el desierto'; pero hasta ahora no has hecho caso."
Él les dijo: "¡Que Yahvé esté con vosotros lo mismo que yo voy a dejaros salir con vuestros pequeños! A la vista están vuestras malas intenciones. No lo permitiré; salid si queréis los varones solos y dad culto a Yahvé, pues eso es lo que buscabais." Y los echaron de la presencia del faraón.
Cuando el faraón dejó salir al pueblo, Dios no los llevó por el camino del país de los filisteos, aunque era más corto; pues dijo: "No sea que, al verse atacado, el pueblo se arrepienta y se vuelva a Egipto." Dios hizo rodear al pueblo por el camino del desierto del mar de Suf. Los israelitas salieron bien equipados del país de Egipto.
Y cuando el día de mañana te pregunte tu hijo: "¿Qué significa esto?", le dirás: "Con mano fuerte nos sacó Yahvé de Egipto, de la esclavitud. Como el faraón se obstinó en no dejarnos salir, Yahvé mató a todos los primogénitos en el país de Egipto, desde el primogénito del hombre hasta el primogénito del ganado. Por eso yo sacrifico a Yahvé todo primogénito macho del ganado y rescato todo primogénito de mis hijos."