Examples of using "Sayib" in a sentence and their spanish translations:
–Si son mantis, –conjeturó Al-Sayib– entonces sí.
–¿Para contratar a un buen abogado? –preguntó Al-Sayib.
—¿Televisión internacional? —preguntó Dima— ¿De qué estás hablando, Al-Sayib?
—¿Y quiénes eran esos 25? —preguntó Al-Sayib— ¿Amigos tuyos?
–Dima... –dijo Al-Sayib– Ésa es la cosa más ridícula que he oído en mi vida.
—¿Será posible...? —Dima se preguntó— ¿Habré encontrado por fin al Al-Sayib correcto?
—¡Walakum-us-Salam, Al-Sayib! —respondió Dima— ¿Qué andas haciendo estos días?
—¡Eso es todavía peor! —exclamó Al-Sayib— ¡No saben qué hacer contigo, Dima!
Esta noticia le puso a Al-Sayib tan furioso que otra vez derramó su Fanta.
—Durmiendo en un contenedor, ¿eh? —preguntó Al-Sayib— Ésa tiene que haber sido una experiencia apestosa.
—¡¿Pero dónde estás, Dima?! —preguntó Al-Sayib, cogiendo una toalla para secar la Fanta derramada.
–Novatos –afirmó Al-Sayib–. Si 25 personas fueron asesinadas por ti, Dima, tenían que ser novatos.
–Lo sé –dijo Al-Sayib, cogiendo una nueva botella de Fanta–. Esto es serio. Así que, ¿por qué me llamas?
—¿Eh? —Dima no lo entendía— ¿Pero tú no eres Al-Sayib? ¿Y no estás bebiendo Fanta y diciéndoles a los novatos que se callen?
—Dima... —suspiró Al-Sayib— ¿Cuánto te está costando esta llamada? Seguro que más de 99 kopeks, novato...
—Estoy bebiendo Fanta y diciéndoles a los novatos que cierren la boca —respondió Al-Sayib, tomando un sorbo de la susodicha Fanta—. Espera, ¿quién es?
—¿Dima? —preguntó el hombre al que Dima había llamado "Al-Sayib"— Lo siento, no conozco a ningún Dima. Creo que se ha equivocado de número.
- —¿Qué, —dijo Al-Sayib— ahora crees que por estar en la televisión internacional necesitas ir pavoneándote por ahí con un Armani?
- -¿Qué? -dijo Al-Sayib. "¿Crees que por estar en la televisión internacional significa que ahora necesitas presumir en un Armani?"
–¿Novatos? –preguntó Dima con un ligero tono de enfado en la voz– ¡Esto no es un videojuego, Al-Sayib! ¡Esto es la vida real!
—Oh, tío... —suspiró Al-Sayib— Bueno, ¿cuánto necesitas? Tengo unos diez mil guardados en una cuenta de un paraíso fiscal.
—Dima, —dijo Al-Sayib severamente— sabes que eres como un hermano hijo de otra madre para mí, pero... engañar a un árabe es imperdonable. ¡Adiós!
—¡¿Dima?! —Al-Sayib estaba tan sorprendido que dejó caer su Fanta sobre el ordenador, arruinando así su caza de novatos— ¡¿Dima?! ¡¿Eres realmente tú?!
Metódicamente, Dima lo intentó marcando los números desde el 962 hasta el 965, pero siempre se encontraba con el Al-Sayb equivocado, aunque a todos les gustaba la Fanta y no les gustaban los novatos.
—Sí, soy yo —dijo Al-Sayib—; pero hay al menos uno de nosotros en cada país. Y a todos nos gusta la Fanta, igual que poner a los novatos en su sitio.
—¡Tu cara está por toda la BBC, Dima! —exclamó Al-Sayib— ¡Dicen que te acostaste con 25 hombres y después los mataste! ¡¿Cómo demonios lo hiciste?!
Aunque Al-Sayib nunca lo admitiría, la verdadera razón por la que odia tanto a los novatos es que fue machacado por uno mientras Dima miraba y se partía el culo de risa.
—¡Walakum-us-Salam, Al-Sayib! —respondió Dima, aumentando el volumen de su teléfono esta vez, para evitar hacer de ésta una oración duplicada— ¿Qué andas haciendo estos días?
—Las comunidades LGBT de todo el mundo te tratan de "héroe" y dicen que te tendieron una trampa —le explicó Al-Sayib—; pero las agencias del orden público te etiquetan como un asesino despiadado. ¿Cuál de los dos eres, Dima?
Después de torturar a un adivino haciéndole cosquillas una y otra vez durante horas, Cristóbal Colón puso el muñeco del novato en un cofre con la inscripción "al gran pirata del futuro Al-Sayib: los novatos siempre se lo merecen".