Examples of using "Mandou" in a sentence and their spanish translations:
¿Quién mandó las flores?
Me mandaste tu foto.
Mandó flores a su madre.
- Tom mandó a casa a Mary.
- Tom mandó a Mary a casa.
Tom le ordenó al perro que se sentara.
¿A quién le envió rosas?
Tom despidió a Mary.
Tom le dijo a Mary que se comportara.
Él me mandó un mensaje corto.
Ella no me mandó ninguna carta.
Ella me envió una larga carta.
Enviaste regalos desde tu país.
Le envió una postal.
Tom le mandó unas flores a Mary.
Tom le envió un mensaje a Mary.
El capitán ordenó que abandonáramos el barco.
Él me envió una tarjeta de cumpleaños.
La abuela nos mandó una caja de manzanas.
¿Quién fue el que me mandó el telegrama?
- El dentista me mandó que me estuviera quieto.
- El dentista me pidió que me quedara quieto.
- El dentista me pidió que me mantuviera quieto.
Un policía me dijo que parase el coche.
Mandé al empleado a comprar materiales.
No me mandaste el mensaje todavía.
Le envió una postal desde Boston.
- El dentista me mandó que me estuviera quieto.
- El dentista me pidió que me quedara quieto.
Me gustó mucho la postal que me mandaste.
Tom le mandó una tarjeta de cumpleaños a Mary.
Estaba releyendo las cartas que me enviaste.
Todos los trajes de Tom están hechos a medida.
Dios mandó a sus ángeles a protegerte adonde sea que vayas.
Tom le envió una carta de tres páginas a Mary.
- Ella tiene curiosidad por saber quién mandó las flores.
- Ella tiene curiosidad por saber quién le envió las flores.
- Ella quiere saber quién le envió las flores.
La intendenta mandó instalar semáforos modernos, adaptados para daltónicos como yo.
- Él le envió una tarjeta a Mary.
- Él le mandó una tarjeta a Mary.
Tom envió un mensaje a Mary.
Mi amigo me ha mandado una carta en la que me pregunta si me va bien.
Ella le ordenó que limpiase su habitación.
Y lo echó Dios del jardín de Edén, para que labrase el suelo de donde había sido tomado.
Entonces el faraón llamó a Abrán y le dijo: "¿Qué has hecho commigo? ¿Por qué dijiste: 'Es mi hermana', de manera que yo la tomé por mujer?"
El rey de Egipto llamó a las comadronas y les dijo: "¿Por qué habéis hecho esto y dejáis con vida a los niños?"
El faraón hizo llamar a Moisés y a Aarón y les dijo: "Esta vez he pecado; Yahvé es justo, y mi pueblo y yo somos culpables."
El faraón mandó averiguar y, efectivamente, del ganado de Israel no había muerto ni una res. Sin embargo, el faraón se obstinó y no dejó salir al pueblo.
Moisés extendió su cayado hacia el cielo, y Yahvé lanzó truenos, granizo y rayos a la tierra. Yahvé desencadenó una lluvia de granizo sobre el país de Egipto.
El faraón hizo enganchar su carro y tomó consigo sus tropas. Tomó seiscientos carros escogidos y todos los carros de Egipto, montados por sus combatientes.
Ella divisó la cestilla entre los juncos, y envió una criada para que la recogiera. Al abrirla, vio que era un niño que lloraba. Se compadeció de él y exclamó: "Es un niño de los hebreos."
El faraón llamó a Moisés y a Aarón de noche y les dijo: Levantaos, salid de en medio de mi pueblo, tanto vosotros como los israelitas, e id a dar culto a Yahvé, como habéis dicho.
El faraón llamó a Moisés y a Aarón y les dijo: "Pedid a Yahvé que aparte las ranas de mí y de mi pueblo, y yo dejaré salir al pueblo para que ofrezca sacrificios a Yahvé."
Moisés bajó del monte, adonde estaba el pueblo, lo purificó y ellos lavaron sus vestidos. Y dijo al pueblo: Estad preparados para el tercer día; no os acerquéis a vuestra mujer.
El faraón se apresuró a llamar a Moisés y a Aarón, y dijo: "He pecado contra Yahvé, vuestro Dios, y contra vosotros. Perdonad mi pecado por esta vez y rogad a Yahvé, vuestro Dios, que aparte de mí esta plaga mortífera."
Jetró, suegro de Moisés, fue a ver a Moisés, con los hijos y la mujer de Moisés, al desierto, donde estaba acampado junto al monte de Dios. Y le dijeron a Moisés: "Está ahí tu suegro Jetró: ha venido con tu mujer y tus hijos."
A su vez, el faraón llamó a sus sabios y hechiceros, y los magos de Egipto hicieron lo mismo con sus encantamientos. Cada cual tiró su bastón y se convirtieron en serpientes; pero el cayado de Aarón devoró los otros cayados.
"Preséntate al faraón por la mañana, cuando vaya hacia el Río. Espéralo a la orilla del Río, llevando en tu mano el cayado que se convirtió en serpiente. Y le dirás: Yahvé, el Dios de los hebreos, me ha enviado a ti para decirte: 'Deja partir a mi pueblo, para que me den culto en el desierto'; pero hasta ahora no has hecho caso."