Examples of using "“damn" in a sentence and their spanish translations:
Maldición.
Maldición.
Mierda.
- Tenés toda la razón.
- Tienes más razón que un santo.
¡Que el diablo os lleve!
¡Está hirviendo!
¡Atendé ese maldito teléfono!
¡Demonios!, me equivoqué.
¡Diantre!
¡Come pedo!
¡Caramba! ¡No está mal!
¡Cierra la puñetera puerta!
No creo que esas malditas baterías estén en este maldito cajón.
[...] dinero; toda una nación..."
¡No le importa un bledo!
¡Apaga la maldita cámara!
Diablos, olvidé mis píldoras.
- Me importa un bledo.
- No me importa un comino.
Odio esa maldita canción.
- Me importa un carajo.
- Me importa una mierda.
- Me la suda.
- Me importa un comino.
- Me importa tres cojones.
- No estoy ni ahí.
El alquiler es condenadamente caro.
Pinchi aparato chafa ya se desconchinfló.
Sí, pero, ¿a quién carajo le importa?
- Me cago en la hostia.
- ¡Me cago!
¡Maldita sea! Se me ha vuelto a escapar.
- Francamente, querida, me importa un bledo.
- Francamente cariño, me importa un bledo.
¡Todo se trataba del maldito clítoris!
No me importa ni un carajo la poesía.
Me importa tres cojones.
¡Para ese maldito ruido sobre la pared!
¡Me da igual!
No me importa lo que pienses
Me importa un bledo lo que piensen.
- ¡Cierra la puñetera puerta!
- ¡Cierra la pinche puerta!
El presidente dijo: "me importa un bledo".
A la mierda con todo.
La Bolsa me importa un pepino.
- Maldito, Quora. - Te odio por eso, Quora
¡Me importa un bledo!
¡Me importan tres cojones tú y tus circunstancias!
Maldita sea... Esta va a ser una larga semana...
Me importa un bledo.
Este maldito ordenador no funciona.
Mary, Mary, muy al contrario, arregla tu coño, se ve estrafalario.
desordenado y torpe. Napoleón incluso lo describió como un "maldito bruto".
- Me importa un comino.
- No me importa lo más mínimo.
- Me importa un rábano.
¡Jódase!
para no limitarnos a pagar los intereses de esta maldición.
¡Lío!
¡Maldito truhan! ¿De verdad creías que me ibas a engañar?
- Me importa un bledo.
- Me importa un pito.
- Me importa un carajo.
- Me importa una mierda.
- Me la suda.
- No estoy ni ahí.
No temas que tu orientación sexual te vaya a condenar. El infierno no existe.
- ¡Joder!
- Mierda.
- ¡Carajo!
¡Joder, tiene una casa de la hostia! Me pregunto de dónde habrán sacado el dinero...
¡Oye, acabo de verlo en las noticias! ¡Rayos, me haces dudar a mis propios ojos!
Tres horas después, el rey estaba merodeando por el castillo, en busca de algo con qué entretenerse. "Puta madre, estoy tan aburrido", se quejó con exasperación. "Los niños están en la escuela. Gwo está chambeando. Impa está en el hospital. Ganon—" De repente, el rey oyó un grito incomprensible, se dio la vuelta y vio a Fari pasarle a un lado de prisa. "Maldita sea, Fari, ¡¿qué fue eso?!" "¡Vete a la verga, Su Majestad!" Fari gritó a todo pulmón. "Vaya ... veo que andas con síndrome premenstrual como de costumbre," siguió murmurando desanimado el Rey. "Chingado, estoy bien pinche aburrido. No hay nada bueno en la tele. Nada bueno en línea. Nada bueno qué comer." A punto de salir del comedor, sus ojos fueron atraídos por una única jarra de canela sobre la mesa. Había una cucharada de canela convenientemente a un lado. En un estado más racional, el Rey habría sido razonablemente sospechoso de ello, pero ahora se encontraba tan agotado del aburrimiento que cualquier oportunidad de aliviarse de ello por un minuto se sentiría como una bendición. "Me pregunto a qué sabe la canela molida," dijo con indiferencia y se metió la cuchara en la boca.