Examples of using "Moses'" in a sentence and their spanish translations:
- ¡Por Dios!
- ¡Santo cielo!
Al día siguiente, se sentó Moisés para decidir en los asuntos del pueblo; y el pueblo estuvo ante Moisés desde la mañana hasta la noche.
Moisés bajó de la montaña cargando mandamientos divinos.
¿Cuántos animales de cada especie había en el arca de Moisés?
El pueblo murmuró contra Moisés, diciendo: ¿Qué vamos a beber?
Bajó, pues, Moisés adonde estaba el pueblo y les dijo...
Josué hizo lo que le mandó Moisés, y salió a combatir contra Amalec. Mientras tanto, Moisés, Aarón y Jur subieron a la cima del monte.
Moisés y Aarón salieron de casa del faraón y Moisés invocó a Yahvé para que apartara las ranas que afligían al faraón.
Moisés les dijo: Que nadie guarde nada para mañana.
El pueblo disputó con Moisés y dijo: "Danos agua para beber." Moisés les respondió: "¿Por qué disputáis conmigo? ¿Por qué tentáis a Yahvé?"
Yahvé dijo a Moisés y a Aarón: "Tomad dos puñados llenos de hollín de horno. Moisés lo echará al aire, en presencia del faraón."
Cuando Yahvé vio que Moisés se acercaba para mirar, le llamó de en medio de la zarza: "¡Moisés, Moisés!" Él respondió: "Heme aquí."
Jetró, suegro de Moisés, fue a ver a Moisés, con los hijos y la mujer de Moisés, al desierto, donde estaba acampado junto al monte de Dios. Y le dijeron a Moisés: "Está ahí tu suegro Jetró: ha venido con tu mujer y tus hijos."
Moisés tenía ochenta años, y Aarón ochenta y tres cuando hablaron al faraón.
Aarón lo puso ante el Testimonio, conforme había mandado Yahvé a Moisés, para conservarlo.
Contestó Moisés a su suegro: Es que el pueblo acude a mí para consultar a Dios.
Los israelitas fueron e hicieron como Yahvé había mandado a Moisés y a Aarón; así lo hicieron.
Y el pueblo se mantuvo a distancia, mientras Moisés se acercaba a la densa nube donde estaba Dios.
Moisés aceptó morar con aquel hombre, y él le dio a su hija Seforá.
Dijo, pues, Moisés: "Voy a acercarme para ver este extraño caso: por qué no se consume la zarza."
Yahvé dijo a Moisés: "El corazón del faraón se ha obstinado; se niega a dejar salir al pueblo."
Respondió Moisés: "Tú lo has dicho: no volveré a presentarme ante ti."
Toda la comunidad de los israelitas murmuró contra Moisés y Aarón en el desierto.
Jetró, sacerdote de Madián, suegro de Moisés, se enteró de todo lo que había hecho Dios en favor de Moisés y de Israel, su pueblo, y cómo Yahvé había sacado a Israel de Egipto.
Pero vinieron unos pastores y las echaron. Entonces, Moisés se alzó, las defendió y abrevó su ganado.
Yahvé dijo a Moisés: ¿Hasta cuándo os negaréis a guardar mis mandatos y mis leyes?
Entonces llamó el faraón a Moisés y a Aarón y les dijo: "Id y ofreced sacrificios a vuestro Dios en este país."
Pero Yahvé hizo que el faraón se obstinase y no les hiciera caso, tal como Yahvé había dicho a Moisés.
Mientras Moisés tenía las manos alzadas, vencía Israel; pero cuando las bajaba, vencía Amalec.
Yahvé dijo a Moisés: ¿Por qué clamas al mí? Di a los israelitas que se pongan en marcha.
Ellos lo guardaron para el día siguiente, como había mandado Moisés; y no se pudrió, ni se agusanó.
Moisés fue y convocó a los ancianos del pueblo y les expuso todas estas palabras que Yahvé le había mandado.
Aaron refirió todas las palabras que Yahvé había dicho a Moisés y realizó los prodigios ante el pueblo.
Ni siquiera los magos pudieron permanecer ante Moisés a causa de las úlceras; pues las úlceras afectaron a los magos como a todos los demás egipcios.
Yahvé dijo a Moisés en Madián: "Anda, vuelve a Egipto, pues han muerto todos los que te buscaban para matarte."
Extendió Moisés su mano hacia el cielo y unas densas tinieblas cubrieron durante tres días el país de Egipto.
Yahvé dijo a Moisés: "El faraón no os hará caso, para que se multipliquen mis prodigios en el país de Egipto."
Moisés contó a Aarón todo lo que Yahvé le había encomendado y todos los prodigios que le había mandado hacer.
Entonces Moisés clamó a Yahvé y dijo: ¿Qué puedo hacer con este pueblo? Por poco me apedrean.
Yahvé bajó al monte Sinaí, a la cumbre del monte, y llamó a Moisés a la cima del monte.
Moisés respondió: "Mira que no me creerán ni me harán caso, pues dirán: 'No se te ha aparecido Yahvé.'"
Moisés hizo salir al pueblo del campamento, al encuentro de Dios, y se detuvieron al pie del monte.
Moisés dijo a Dios: "¿Quién soy yo para ir al faraón y sacar de Egipto a los israelitas?"
Los israelitas actuaron conforme a la palabra de Moisés y pidieron a los egipcios objetos de plata, objetos de oro y vestidos.
Moisés dijo a Aarón: Di a toda la comunidad de los israelitas: Acercaos a Yahvé, pues ha oído vuestras murmuraciones.
Moisés dijo: Comedlo hoy, pues hoy es sábado en honor de Yahvé. Hoy no lo encontraréis en el campo.
Moisés tomó a su mujer y a su hijo, los montó en el asno y volvió al país de Egipto. Moisés tomó también el cayado de Dios en su mano.
El rey de Egipto les replicó: "Moisés y Aarón, ¿por qué queréis apartar al pueblo de sus trabajos? Volved a vuestros trabajos."
Moisés llamó a todos los ancianos de Israel y les dijo: Escogeos una res por familia e inmolad la pascua.
El sonar de la trompeta se hacía cada vez más fuerte; Moisés hablaba y Dios le respondía con el trueno.
Yahvé dijo a Moisés: Así dirás a los israelitas: Vosotros mismos habéis visto que os he hablado desde el cielo.
Dijo Dios a Moisés: "Yo soy el que soy." Y añadió: "Así dirás a los israelitas: 'Yo soy' me ha enviado a vosotros."
Yahvé le dijo: "Tíralo al suelo." Él lo tiró al suelo y se convirtió en una serpiente; y Moisés huyó de ella.
El faraón hizo llamar a Moisés y a Aarón y les dijo: "Esta vez he pecado; Yahvé es justo, y mi pueblo y yo somos culpables."
Hicieron volver a Moisés y a Aarón ante el faraón y éste les dijo: "Id a dar culto a Yahvé, vuestro Dios. Pero ¿quiénes van a ir?"
Yahvé dijo a Moisés: Extiende tu mano sobre el mar, y las aguas retornarán sobre los egipcios, sus carros y sus jinetes.
El día sexto recogieron el doble, dos ómer por persona. Todos los jefes de la comunidad fueron a contárselo a Moisés.
Un día, cuando Moisés ya era mayor, fue adonde estaban sus hermanos, y vio sus duros trabajos; vio también cómo un egipcio golpeaba a un hebreo, a uno de sus hermanos.
Yahvé dijo a Aaron: "Vete al desierto al encuentro de Moisés." Él fue y lo encontró en el monte de Dios y lo besó.
El faraón llamó a Moisés y le dijo: "Id y dad culto a Yahvé; que se queden solamente vuestras ovejas y vuestras vacas. También vuestros niños podrán ir con vosotros."
Moisés tomó consigo los huesos de José, pues éste había hecho jurar solemnemente a los israelitas: Un día Dios os visitará; entonces os llevaréis de aquí mis huesos con vosotros.
Después Jetró, suegro de Moisés, ofreció un holocausto y sacrificios a Dios; y Aarón y todos los ancianos de Israel fueron a comer con el suegro de Moisés en presencia de Dios.
Moisés fue el más grande de los profetas, pero no fue una persona perfecta.
Yahvé dijo a Moisés: "Extiende tu mano hacia el cielo y aparezcan sobre el país de Egipto tinieblas, tinieblas densas."
Yahvé dijo a Moisés: "Todavía enviaré una plaga al faraón y a Egipto, tras lo cual os dejará partir, más aún, no sólo os dejará partir, sino que incluso os expulsará definitivamente de aquí."
Moisés hizo partir a los israelitas del mar de Suf y se dirigieron hacia el desierto de Sur: caminaron tres días por el desierto sin encontrar agua.
Moisés respondió a Yahvé: El pueblo no podrá subir al monte Sinaí, porque nos has advertido, diciendo: "Señala un límite alrededor del monte y decláralo sagrado."
Yahvé dijo a Moisés: "Preséntate al faraó y dile: Así dice Yahvé, el Dios de los hebreos: 'Deja salir a mi pueblo para que me dé culto.'"
Tomaron, pues, hollín de horno y presentándose ante el faraón, Moisés lo echó al aire, produciendo en hombres y animales úlceras con secreción de pus.
Moisés respondió: "Iremos con nuestros niños y nuestros ancianos, con nuestros hijos y nuestras hijas, con nuestras ovejas y nuestras vacas, pues tenemos que celebrar la fiesta de Yahvé."
Moisés respondió al pueblo: No temáis, pues Dios ha venido para poneros a prueba, para que tengáis presente su temor, y no pequéis.
Cuando el faraón se enteró de lo sucedido, buscó a Moisés para matarlo. Moisés huyó de la presencia del faraón, y se detuvo en el país de Madián, donde se sentó junto a un pozo.
Yahvé dijo a Moisés: "Di a Aarón: Extiende tu cayado y golpea el polvo de la tierra, que se convertirá en mosquitos por todo el país de Egipto."
Moisés extendió su cayado hacia el cielo, y Yahvé lanzó truenos, granizo y rayos a la tierra. Yahvé desencadenó una lluvia de granizo sobre el país de Egipto.
Y el faraón dijo a Moisés: "Lárgate y no vuelvas a presentarte ante mí, pues si te vuelvo a ver por aquí, morirás."
Mas no obedecieron a Moisés, y algunos guardaron algo para el día siguiente; pero se llenó de gusanos y se pudrió; y Moisés se irritó contra ellos.
Cuando creció el muchacho, se lo llevó a la hija del faraón, que lo adoptó y le llamó Moisés, diciendo: "Del agua lo he sacado".
Moisés dijo a Yahvé: "¡Por favor, Señor! Yo nunca he sido hombre de palabra fácil, ni aun después de haber hablado tú con tu siervo; sino que soy torpe de boca y de lengua."
Después Moisés y Aaron se presentaron al faraón y le dijeron: "Así dice Yahvé, el Dios de Israel: Deja salir a mi pueblo para que celebre fiesta en mi honor en el desierto."
Presentáronse, pues, Moisés y Aarón al faraón, e hicieron lo que Yahvé había ordenado: Aarón tiró su cayado delante del faraón y de sus servidores, y se convirtió en serpiente.
Yahvé dijo a Moisés: "Di a Aarón: Extiende tu mano con tu cayado sobre los canales, sobre los ríos y sobre las lagunas, y haz saltar las ranas por todo el país de Egipto."
Moisés y Aarón realizaron todos estos prodigios ante el faraón; pero Yahvé hizo que el faraón se obstinara y no dejara salir de su país a los israelitas.
El faraón llamó a Moisés y a Aarón de noche y les dijo: Levantaos, salid de en medio de mi pueblo, tanto vosotros como los israelitas, e id a dar culto a Yahvé, como habéis dicho.
Moisés dijo a Aarón: Toma una vasija, pon en ella un ómer lleno de maná, y colócalo ante Yahvé, que se conserve para vuestros descendientes.
Moisés y Aarón hicieron lo que Yahvé les había mandado: alzó el cayado y golpeó las aguas que hay en el Río en presencia del faraón y de sus servidores, y todas las aguas del Río se convirtieron en sangre.
Yahvé dijo a Moisés: "Extiende tu mano sobre el país de Egipto para que venga la langosta; que invada el país de Egipto y devore toda la hierba del país y cuanto quedó del granizo."
Yahvé dijo a Moisés: Conságrame todo primogénito, todo primer parto entre los israelitas, tanto de hombres como de animales; es mío.
Moisés dijo a Josué: Elige algunos hombres y sal a combatir contra Amalec. Mañana yo me pondré en la cima del monte, con el cayado de Dios en mi mano.
Yahvé dijo a Moisés: Escribe esto en un libro para recuerdo y haz saber a Josué que yo borraré por completo la memoria de Amalec de debajo de los cielos.
Él respondió: "¿Quién te ha nombrado jefe y juez sobre nosotros? ¿Piensas matarme como mataste al egipcio?" Moisés tuvo miedo, pues se dijo: "Ciertamente la cosa se sabe."
Y añadió: "Yo soy el Dios de tu padre, el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob." Moisés se cubrió el rostro, porque temía ver a Dios.
Entonces se encendió la ira de Yahvé contra Moisés, y le dijo: "¿No tienes a tu hermano Aarón el levita? Sé que él habla bien; además, va a salir a tu encuentro, y al verte se alegrará su corazón."
Yahvé dijo a Moisés y a Aarón en el país de Egipto: "Este mes será para vosotros el primero de los meses; será para vosotros el primer mes del año."
Yahvé respondió a Moisés: Pasa delante del pueblo, toma contigo algunos de los ancianos de Israel; lleva también en tu mano el cayado con que golpeaste el Río y vete.
Y Moisés refirió a Yahvé las palabras del pueblo. Yahvé dijo a Moisés: Ve al pueblo y que se purifiquen hoy y mañana; que laven sus vestidos.
Moisés pastoreaba el rebaño de su suegro Jetró, sacerdote de Madián. Trashumando con el rebaño por el desierto, llegó hasta Horeb, la montaña de Dios.
Moisés salió de la presencia del faraón y de la ciudad, extendió las manos hacia Yahvé y cesaron los truenos y granizos, y no cayó más lluvia sobre la tierra.
Moisés y Aarón se presentaron ante el faraón y le dijeron: "Así dice Yahvé, el Dios de los hebreos: ¿Hasta cuándo te resistirás a humillarte ante mí? Deja salir a mi pueblo para que me dé culto."
Todos los israelitas obraron así. Hicieron exactamente lo que Yahvé mandó a Moisés y a Aarón. Aquel mismo día, Yahvé sacó del país de Egipto a los israelitas, por escuadrones.
E Israel vio a los egipcios muertos a orillas del mar. Vio, pues, Israel la mano potente que Yahvé había desplegado contra los egipcios, temió el pueblo a Yahvé, y creyó en Yahvé y en Moisés, su siervo.